«Siempre es triste mirar hacia atrás cuando, como ahora, alguien se ha ido.
Pero por encima de la tristeza que la pérdida de Fifí nos produce, quiero contribuir con mi granito de arena a su recuerdo, con un recuerdo, además, muy personal y que me ha acompañado toda mi vida.
Josefina y yo nos conocíamos muy jóvenes, desde los primeros años de la carrera en la universidad. Ella estudiaba Filosofía y Letras y había coincido en algún curso con mi hermana Milagros, y yo estaba estudiando Químicas.
Con el paso de los años ambas nos casamos y fuimos a coincidir en la típica conversación donde haces un relato de tu vida delante de una taza de café. Yo era ya madre de una familia numerosa y mi vida era la tradicional de una mujer de entonces: ama de casa ocupada del cuidado de los más pequeños, las tareas del colegio de los mayores, la compra, la casa, los mil quehaceres… No era poco de verdad, y además en aquellos años otra cosa no es que fuera difícil, es que era impensable. Pero Fifí, al oírme no opinó igual: ella era también madre de familia numerosa y la vida de ama de casa que yo llevaba, no solo le parecía insuficiente sino además merecedora de una regañina en toda regla. En ella Fifí se esforzó en hacerme ver que las personas que habíamos podido acceder a una preparación debíamos devolver a la sociedad algo de lo que habíamos recibido, nuestros conocimientos, nuestra valía.
Aquello fue todo un repaso que me hizo no solo reflexionar y concienciarme sino convencerme de que ella tenía razón. Fue como si aquella conversación despertara algo que se había quedado dormido dentro de mí, o mejor, enterrado bajo pañales, desde que terminé en la Universidad.
Y además, la cosa no quedó solo en esa charla. Fifí también intervino en el cambio que a partir de mi conversación con ella se provocó en mi vida. Al poco entré como profesora en el Colegio Virgen de Europa, entonces casi en sus orígenes y desde el chalet de Fuente del Berro hasta Boadilla del Monte (donde acabe jubilándome), mis clases de matemáticas han formado parte del trabajo y el esfuerzo con el que el colegio al que Fifí dedicó toda su vida, ha intentado educar, formar y tratar de mejorar a los que han pasado por él.
No sé si mi contribución ha sido suficiente para devolver a la sociedad los privilegios que haya podido recibir, pero lo poco o mucho que esto haya sido se lo debo a Fifí.
Gracias, Josefina, tú me cambiaste la vida.»
Pilar Echauri
Esta es una carta que forma parte de una publicación creada por iniciativa de la Asociación de Padres, donde se han reunido más de un centenar de aportaciones en homenaje a Josefina Unturbe o Fifí, la fundadora de nuestro Colegio.