Y hemos sido uno porque, a pesar de que los alumnos con discapacidades psíquicas del Colegio Virgen de Lourdes estaban en el escenario y los nuestros en el patio de butacas, durante la representación no ha habido diferencias, ni prejuicios. Solo comprensión, ternura, integración, una excelente calidad humana, un increíble trabajo artístico y una ilusión desbordante por parte de los cerca de 70 jóvenes que hoy hemos hemos recibido.
Durante los instantes previos a su actuación, alumnos de Virgen de Lourdes y Virgen de Europa han compartido charla, risas y confidencias. Hoy ellos, acompañados por sus profesores, han sido protagonistas y bien que lo merecen. Su trato es cercano y directo y el contacto con los alumnos les revitaliza aún más si cabe.
Esta tarde han realizado un teatro musical sobre «Caperucita» para las clases de 5º y 6º de Primaria; las reacciones y críticas han sido fantásticas. La humanidad que hay detrás de cada uno de estos chicos es visible porque sacan lo mejor para ofrecérselo a los demás sin pedir nada a cambio. Ahí si que hay diferencias entre ellos y nosotros. Y deberíamos aprender.